lunes, septiembre 11, 2006

11-S

Son las 8.45, hora de Nueva York, se hace realidad la peor pesadilla para los ciudadanos norteamericanos; un ataque terrorista fronteras adentro de la mayor potencia “imperial” del mundo, los Estados Unidos.

Cambió algo luego de los ataques a las torres gemelas (Twin Towers) y al Pentágono, símbolos máximos de la economía y la defensa norteamericana, y, por qué no mundiales? Algunos pueden decir que mucho, otros aseguran que muy poco.

Luego de aquel 11 de setiembre de 2001 la administración de George W. Bush acuña el término “guerra preventiva”, que será seguido como un “evangelio” por el gobierno estadounidense.

Es así que, el 7 de octubre del mismo año, se lanza la “Operación Libertad Duradera” contra el gobierno talibán instaurado en Afganistán. Bajo este mismo precepto, un año y medio después, el 20 de marzo de 2003, comienza la operación militar “Libertad de Irak”, llevado adelante con el objetivo de derrocar el régimen baasista del dictador Sadam Hussein.

Otro de los “mandamientos” creados por Bush es la necesidad de un permanente “estado de excepción”. Bajo esta premisa son “espiadas” millones de llamadas telefónicas dentro y fuera de Estados Unidos, revisados otro tanto de correos electrónicos, así como también los registros de libros leídos en las bibliotecas del país del norte.

Dentro de la denominada “guerra al terrorismo” todo está permitido. Desde el recrudecimiento de las condiciones de detención en la cárcel de Guantánamo, hasta el secuestro de “sospechosos” de terrorismo en cualquier país del mundo, para su posterior traslado a cárceles secretas instaladas, principalmente, en países ex-cortina de hierro. En este contexto, la declaración de los sospechosos bajo tortura está aceptada para su posterior juzgamiento por tribunales militares, sin ningún tipo de garantías para el acusado.

Ahora bien, los ataques terroristas del 11-S, que dejaron más de tres mil muertos en suelo norteamericano, fueron obra de un ‘loco’ que por sí solo se le ocurrió llevarlo a cabo? La Historia indica que no.

El sentimiento anti-occidental, y principalmente anti-norteamericano y anti-inglés, se viene forjando en todo Oriente Medio desde principios del siglo veinte. Ocupaciones de países, derrocamiento de gobiernos, extracción de recursos naturales valiosos por parte de occidente en países como Irán, Irak, India, Pakistán, fueron creando en sus poblaciones, mayormente musulmana, sentimientos de resentimiento y odio.

Llegado a este punto cabe preguntarse si luego de las intervenciones militares en Oriente Medio, así como la “detención de sospechosos” y la restricción de garantías democráticas en los países involucrados hacen de nuestro mundo un lugar más seguro. La respuesta obvia sería que NO.

El mundo se enfrenta a “combatientes” al estilo medieval, ya que, si bien sus razones están fundadas en un odio a todo lo que huela a occidental por culpa de occidente mismo, la raigambre de los actos suicidas tienen a la fe religiosa como promesa de una vida mejor en el más allá. Si el cristianismo condena el suicidio, en ciertas interpretaciones del Corán está justificado.

Si la religión hace que hablemos de “combatientes medievales”, las armas que utilizan no son las de aquella época, sino las provistas por los principales países involucrados en combatirlos. Armas que aseguran una gran cantidad de víctimas con poco costo propio, adquiridas por los jefes de estos ejércitos irregulares, gracias a los contrabandistas utilizados por la industria armamentista.

Y en el medio, los ciudadanos de todos los países que, de una u otra forma, están involucrados. Aquellos pertenecientes a lo que Bush señala como integrantes del “Eje del Mal” (Irak, Iran y Corea del Norte), y los de los países europeos y norteamérica. Unos, tratando de sobrevivir a gobiernos que, unas veces no tienen más recursos gracias a la expoliación y el bloqueo occidental, y otras oprimen a su población para mantenerse en el poder. Otros, viviendo en medio del miedo permanente a otro ataque. Ambos sufriendo las consecuencias de una política absurda por parte de los mandantes de ambos bandos.

A cinco años de aquel 11-S el principal llamamiento debe ser el de detener los ataques terroristas de las organizaciones islamistas radicales, pero también el terrorismo de occidente contra Oriente Medio, con el principal objetivo de seguir succionando sus riquezas, y violar los derechos civiles de sus propias sociedades.

Ver también: 11-S, cinco años depués: el fracaso de Bush
¿Cómo terminará la película Bush vs Bin Laden?

|

Vota por el post: