lunes, septiembre 18, 2006

Generación M

La tecnología, un tema simple y complicado a la vez. Un tema sobre el que los especialistas nunca se van a poner de acuerdo. ¿Es buena o mala? Depende. Educadores, epistemólogos, científicos, ingenieros, sociólogos, todos tienen sus razones para celebrarla o denostarla. Cada uno de ellos tiene sus ideas y fundamentos.

La tecnología no es ni buena ni mala en sí misma, sobre eso casi no hay discusión; sino está en el uso que se hace de la ella donde pueden, o no, detectarse excesos.

La irrupción en el día-a-día de los nuevos “productos” derivados de los avances de la ciencia y técnica, con su rápida aceptación y su cada vez más bajos costos, hace que nuestras vidas, y la de todas nuestras familias, se vean transformadas radicalmente año a año. Y es cuando estos artículos son aceptados, y rápidamente utilizados, por las generaciones más jóvenes que comienzan a encenderse algunas las luces de alarma. Se crean, de esta forma, nuevas categorías para estudiar a estos grupos de niños y adolescentes influidos e influenciados por los avances tecnológicos. Irrumpe así la denominada Multitasking Generation, Generación Multitarea, o, más simplemente “Generación M”.

Quién no vio, o sufrió en carne propia, la predisposición de los jóvenes a chatear con algún amigo, a través de alguno de los tantos mensajeros instantáneos, mientras revisan su correo electrónico, escuchan música a través de su reproductor de mp3, y ven las imágenes de algún videoclip que están pasando en la televisión. ¿Todo eso al mismo tiempo? Preguntaría algún adulto de más de cuarenta años incrédulo ante la posibilidad de prestar atención a múltiples tareas que tiene un joven actual.

Sin embargo, la situación es bien diferente. Los especialistas dicen que el multitasking es un mito. Al cerebro le resulta imposible procesar multiples tareas al mismo tiempo. La forma en la cual trabaja es secuencial, y la apariencia de estar realizando o prestando atención a varias cosas al mismo tiempo, viene dado por la rapidez en la que se llevan a cabo, pero de a una a la vez; “el cambio de una tarea a otra se realiza en el ‘Area 10 de Brodmann’ ubicado en el area prefrontal anterior del cerebro. En la misma se guarda durante largo tiempo la tarea realizada en un determinado momento, por lo que es posible dejar algo ‘incompleto’ y volver a él luego de dejar de hacer lo otro. Esto da la impresión de estar haciendo las cosas al mismo tiempo, sin embargo se realizan secuencialmente”, dice Jordan Grafman, jefe de la sección de neurociencia cognitiva del Instituto Nacional de Desordenes Neurológicos de los Estados Unidos.

Cabe preguntarse, entonces, cómo afecta a los niños y jóvenes en cuanto a su educación y a lo que hace a la relación con los demás, esta nueva forma de llevar adelante las diferentes tareas durante el día.

De acuerdo a los expertos, esta hiperestimulación a la que son expuestos los jóvenes en edad escolar lleva aparejada la dificultad, e incluso en algunos casos, la imposibilidad de concentración en clase. Esta desconcentración se produciría luego de un tiempo en el cual el maestro o profesor imparte su clase, debido a que los alumnos pierden esta capacidad de fijar su atención en algo puntual durante largo rato.

Si bien los problemas en la educación se producen por la falta de concentración, también se verifican en estos casos dos causas más. Por un lado la imposibilidad de llevar adelante la ‘reflexión’, en tanto proceso intelectual necesario para fijar los conocimientos adquiridos. Por otro, la dificultad para un “joven multitarea” de realizar las diferentes tareas con un nivel de pericia óptimo. Si consideramos que muchos realizan sus tareas escolares al mismo tiempo que envían SMS o hablan por celular, los resultados nunca pueden ser buenos.

Claro que, en muchos casos, son los mismos padres quienes facilitan en sus hijos esta situación. Abrumados por un sistema capitalista cada vez más competitivo, y ante una condición económica no demasiado estable, se hace imprescindible que ambos esposos trabajen, llegando a hacerlo, en algunos casos, en más de un empleo. Esto hace que los jóvenes deban estar “ocupados” en diferentes actividades a lo largo de todo el día, cada una en un horario prefijado y estricto, lo cual, si bien no se realizan al mismo tiempo, exponen al adolescente a un bombardeo constante de tareas diferentes, sin posibilidad de detenerse a pensar en ninguna de ellas.

Todo esto conlleva a una falta de contacto entre padres e hijos, una pérdida en la calidad de las relaciones parentales y humanas en general, ya que, si bien todos viven en una misma casa, cada uno lo hace “en su propio mundo”. Los niños y jóvenes en su habitación con todos sus “accesorios” electrónicos conectados, los padres ante el televisor “descansando” luego de la rutina diaria.

Sin lugar a dudas es un mundo cada vez más complicado tanto para padres, maestros, profesores, jóvenes y niños. ¿Quién debe cambiar?; la escuela, los maestros, los padres. Son tiempos en los cuales hay que “parar la pelota” y pensar cómo actualizar los métodos según los cuales todos los actores involucrados enseñan, aprenden, y se relacionan entre sí. He aquí el desafío.

Para más información ver: La era de la distracción; The Multitasking Generation; Generación M



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