martes, noviembre 07, 2006

Prohibicion o Consenso

Desde hace unas semanas nuestra ciudad está sumida de debate en debate dado que, desde el Concejo Deliberante, se impulsan diferentes proyectos de ordenanza cuyos objetivos son reglamentar ciertos aspectos que hacen a la configuración que, según el autor de las mismos, debe tomar la villa.

Estamos hablando de propuestas que apuntan, por un lado, a la prohibición de construir torres en todo el ejido municipal. Hay que aclarar que, según la legislación actual, estas edificaciones pueden ser desarrolladas dentro de una amplia poligonal que abarca el Centro Norte y el Centro Nuevo de Villa Carlos Paz, permitiéndose una altura máxima de 34 metros incluido su basamento.

El otro es el que pretende regular la instalación de locales comerciales que correspondan a franquicias o sucursales de firmas cuya casa matriz se encuentre fuera de nuestra ciudad, permitiéndoles instalarse a determinada distancia entre una y otra.

El autor de sendas iniciativas es el concejal radical Esteban Avilés, quien, por un lado, fundamentó la prohibición de las torres diciendo que “lo que más valoran los turistas que nos visitan todos los años es el paisaje de Villa Carlos Paz, y que ese tipo de construcciones atenta contra eso”. Respecto a las franquicias, sostiene que se debe proteger al comercio y al comerciante local.

Vayamos por partes. Durante esta semana ya se escucharon voces contra la no construcción de edificios que pasen de los 3 pisos. El argumento es simple y convincente, y proviene, principalmente de los inmobiliarios locales. No se puede detener el progreso inmobiliario en la ciudad, más teniendo en cuenta la falta de terrenos relativamente céntricos.

Sin lugar a dudas, la falta de viviendas en alquiler o a la venta ya se está haciendo sentir, más teniendo en cuenta que el nivel de crecimiento poblacional de Carlos Paz es el más alto de la Provincia; y la pregunta que surge es clara, ¿dónde va a ir a vivir esa gente si no hay viviendas? Los edificios en altura vendrían a suplir esa faltante.

Por otro lado, este hecho tiene un componente fuertemente económico. Casi todos los profesionales que trabajan en estos proyectos son habitantes de nuestra villa. arquitectos, ingenieros, técnicos, albañiles, que construyen. Además, las inmobiliarias que los comercializan son de origen local, con el consiguiente aporte al movimiento económico. El “boom” de la construcción motoriza fuertemente al comercio local.

Del otro lado se esgrimen como principales argumentos en contra, el “atentado” hacia el paisaje que esto lleva consigo y la falta de suficiente aprovisionamiento de agua que podría padecer la ciudad. El primero es estético, el segundo vital. Sobre lo estético es cuestión de acordar, sobre lo vital es necesario una fuerte decisión política y económica para llevar adelante, por ejemplo, los embalses de reserva o la construcción de un gran acueducto para Punilla que tome agua del Río Yuspe, actualmente desaprovechado en gran medida.

Respecto al segundo proyecto, éste es de otra índole. Los defensores del comercio en escala asumen la posición de que son estas empresas quienes ayudan a la economía de las capas sociales más vulnerables, a través de los mejores precios que ofrecen al público. En este sentido se encuentran los supermercados, que también se pretende que paguen una tasa mayor, las farmacias, actualmente reguladas a través de la prohibición de instalarse en la zona céntrica, las heladerías, etc. Hay que tener también en cuenta que son las grandes cadenas comerciales quienes emplean mayor cantidad de personas.

Los defensores de la iniciativa prohibitiva argumentan que estas grandes empresas colaboran en la destrucción del pequeño comercio local, cuestión verificable en muchos casos, a través de su mayor poder de negociación con sus proveedores.

En ambos casos lo que sin duda falta en Villa Carlos Paz es un gran debate acerca del perfil que debe tener nuestra ciudad. Si partimos de la suposición de que todos estamos de acuerdo que seguirá siendo una ciudad turística, entonces la pregunta es ¿de qué tipo? Con la montaña verde y despoblada, o con construcciones que permitan a sus moradores tener una vista privilegiada. Con la construcción de edificios en altura para viviendas y oficinas limitada a la zona céntrica, o una ciudad que no permita más edificaciones de este tipo.

¿Qué se pretende, una ciudad con un fuerte componente inmobiliario que ayude al alojamiento de locales y turistas, un localidad con preponderancia mercantil, el cual es fuertemente necesario en una ciudad turística de primer nivel? Y por otro lado, se está desarrollando una propuesta turística que no se encorsete exclusivamente en la recepción y alojamiento de turistas? Preguntas todas que deben ser respondidas en lo inmediato, y que seguramente no son las únicas que pueden hacerse.

Hoy, más que nunca es imprescindible el dialogo entre el gobierno, las instituciones intermedias, los colegios profesionales, y la ciudadanía en general, a fin de llegar a acuerdos básicos que sirvan para planificar y perfilar una ciudad turística para las próxima décadas.

Las prohibiciones deben ser coyunturales, limitadas en el tiempo para evitar consecuencias indeseadas en la actualidad, pero nunca una constante, más teniendo en cuenta la propia dinámica de una ciudad turística.


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lunes, octubre 30, 2006

Política, Políticos y Ciudadanos

Estamos ya viviendo el último trimestre de este 2006. Luego llegará el turno de un nuevo año y con él una nueva disyuntiva, una nueva esperanza, y, por qué no, en algún caso, una nueva frustración. Porque de política estamos hablando, y el 2007 se presenta, como cada cuatro años, por lo menos desde 1995, como un período de 12 meses de los cuales por lo menos 9 estarán dedicados a la labor electoral, con todo lo que ello significa.

Muchos ya están haciendo números, algunos están contratando encuestas que midan intenciones de voto, imagen positiva, nivel de conocimiento, etc, etc, de quienes las pagan, o sus candidatos, y de sus posibles contrincantes. Ya se oyen y leen propuestas; asistimos también, a través de ese ring virtual que es la televisión, a las peleas más encarnizadas entre contrincantes-enemigos en la política, que, dando vuelta la expresión de Karl von Clausewitz, se transformó en “la continuación de la guerra por otros medios”, y ha dejado de ser “el arte de lo posible”. Constatación ésta que se verifica tanto si hablamos a nivel nacional, provincial o local.

Ahora bien, cualquier candidato que se postule para algún cargo electivo ofrece al electorado una cantidad de propuestas que, según él, son la base de su programa político que llevará adelante si es elegido por la voluntad popular. Sin embargo, nadie esgrime como razón principal de su postulación el pretender que la población viva mejor en sus tres puntos principales a la vez, educación, salud y seguridad. Tampoco está en su ánimo el mediar entre los poderes del dinero y el bienestar general, en definitiva, balancear las cargas entre los más poderosos y los más débiles, ya que si así fuera, un indicador tan simple como el que se refiere a la brecha entre quienes se encuentran en la cima de la pirámide social y quienes se hallan en la base debería haber tendido a achicarse. Ni qué hablar de la participación de unos y otros del PBI nacional.

Sin dudas la democracia no se honra con solo votar cada vez que se llama a elecciones, como así tampoco con la simple alternancia en el poder, que muchas veces no existe. Con eso no alcanza.

La política, como dice el filósofo italiano Roberto Espósito, más que nunca se ha transformado en biopolítica, ya que está íntimamente ligada a la vida, biológicamente hablando. Es el Estado quien, a partir de la modernidad, es un actor insustituible en lo que hace al mantenimiento de la vida de su pueblo. Es a través de él que la vida se mantiene y se reproduce en las mejores condiciones posibles gracias a las políticas de sanidad, reproductivas, demográficas y de bienestar social.

Todo esto es posible gracias al “contrato” implícitamente firmado por los ciudadanos-electores con aquellos que se ocupan de los asuntos del Estado. Es ese contrato mediante el cual “el pueblo no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes” (Art. Nº 22 de la Constitución Nacional). A partir de allí, el pueblo resigna su soberanía en lo que hace al gobierno, en favor de los políticos, con la exigencia de que éstos a través de los mecanismos del Estado se encarguen de su defensa y bienestar.

Es ante el incumplimiento cada vez más generalizado de estos presupuestos que surge la llamada crisis política que afecta a las democracias parlamentarias occidentales. Se desencadena entonces la crítica cada vez más fuerte hacia la política, los políticos y el sistema democrático en general. Aparece la “crisis de representatividad” por la cual los ciudadanos no se sienten “representados” por la clase política.

Sin embargo los “políticos” como tales, surgen de entre esa ciudadanía que los vota. Su trabajo consiste en representar. Representar significa “ser imagen o símbolo de algo” en este caso “ser la imagen” de sus representados, en definitiva, del pueblo de donde surgió.

Entonces, cuando el pueblo es re-presentado, cuando a éste se le vuelve “presente” su propia imagen reflejada en el otro (el político), es cuando sale a la luz esta crisis, ya que esa imagen no le es agradable, porque ella le devuelve algo que el ciudadano no está dispuesto a ver. Exige un cambio de conducta de parte de quienes conducen los gobiernos, sin preocuparse por escrutar su propia conducta, su propia actitud ante él y ante la sociedad en general.

Espósito dice que se hace necesario el cambio mediante el cual se pase de una “vida sometida a la dirección de la política” a “introducir en la política la potencia de la vida”. Se hace necesario, entonces, el repensar nuevas formas de interrelación social entre quienes hacen y participan de la Nación. Nuevas formas de relaciones que incluyan a todos los actores, mediante las cuales se haga visible que la existencia del “otro” es necesaria para la mía propia. Sólo de esta manera podrá surgir una nueva generación de políticos que representen a sus ciudadanos, porque la imagen que de sí misma tendrá la sociedad reflejará la inclusión, la solidaridad y el bien común.

Sobre Roberto Esposito aqui: Hechos e Interpretaciones


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lunes, octubre 23, 2006

Perón, fútbol y barrabravas

Esta última semana, dos hechos que acapararon la atención de prácticamente todos los medios periodísticos nacionales, aunque quizás no tanto de la opinión pública, rozaron al tres veces presidente Teniente General Juan Domingo Perón. En uno directamente a su figura, a su cuerpo, y al instaurado “Día de la Lealtad Peronista”. El segundo sólo a su nombre.

El primero se desarrolló el pasado 17 de octubre, que en el almanaque de todo peronista practicante, indica el día en el cual, hace ya 61 años, el entonces Coronel Perón es dejado en libertad, movilización popular mediante, luego de pasar algunos días detenido en la Isla Martín García por obra de su compañero de armas, General Edelmiro Farrell, otrora Presidente de la República luego de la asonada militar del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) contra el Presidente Castillo.

Este último 17 debía ser distinto a todos los que se conmemoraron luego de la muerte del General, ya que se trasladaban sus restos mortales a su última morada, la quinta de San Vicente, lugar donde, en vida, Perón había hecho pública su voluntad de que sea allí dónde su cuerpo reposara. Distinto porque, de acuerdo a los organizadores, el acto que se llevaría a cabo en la quinta, debía estar signado por el respeto y emoción. No pudo ser.

Fiel a su estilo, los “muchachos” de la CGT intentaron saldar sus cuentas a los tiros. Una vez más, como en 1996, se enfrentaron el sindicato de la construcción (UOCRA) con el de camioneros. Es que hay varios jefes de los sindicatos que creen que el tiempo de Moyano al frente de Confederación ya pasó, y qué mejor que un acto peronista para demostrar a los “compañeros” que el “jefe” no pudo organizar como se debía. Muchos creyeron ver allí la sombra de la “masacre de Ezeiza”. Sin embargo, la semejanza lo emparenta más con la eliminación de Augusto Timoteo Vandor, el “Lobo”. Pareció más un reacomodamiento de fuerzas dentro de la Central Obrera, que de una lucha entre dos ideologías contrapuestas.

El segundo acontecimiento de la semana no tuvo que ver con la política, por lo menos no directamente, sino con el deporte. Y es que finalmente el partido que tenían que disputar los equipos de Racing Club y Boca Juniors no pudo ser. El partido que debía jugarse en el Estadio Juan Domingo Perón de Avellaneda no se llevó a cabo por decisión del Ministro de Seguridad bonaerense León Arslanian. Esto como consecuencia de que el juez Raúl Calvente hizo lugar al recurso de amparo presentado por Rafael Di Zeo (jefe de “La 12”, barrabrava de Boca) y otros trece integrantes de la misma para que pudieran ingresar al “Cilindro” de Avellaneda.

Pongamos las cosas en orden para entender el asunto. Primero digamos que la quinta de San Vicente se halla en jurisdicción de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, fuerza que, desbordada o no, no impidió los hechos registrados allí. Segundo, el partido debía jugarse en esa misma jurisdicción, la Provincia, por lo que a simple vista puede interpretarse que la estrategia de Arslanian fue la de “curarse en salud”, y no arriesgarse a un desborde de las hinchadas que oscurezca aún más el panorama; además de evitar que se ejecute el amparo sobre el cual el Ministro no estaba de acuerdo.

Vayamos un poco más allá. Podemos decir, además, que los dos hechos también tienen otras coincidencias: la ciudad de Avellaneda y el fútbol. Resulta que Emilio Quiroz, quien saltó a la fama por ser quien efectuó los disparos el 17 de octubre pertenece a una de las barras del Club Atlético Independiente, entidad de la cual Pablo Moyano, hijo de Hugo, aspira ser el próximo presidente. Un dato para entender: Luis Barrionuevo, líder gastronómico y diputado por Catamarca, a la sazón uno de los impulsores del reemplazo de Moyano en la CGT, es padrino político de Julio Comparada, actual timonel de los destinos del “rojo” de Avellaneda, por lo que el enfrentamiento entre Luis y Hugo se balancea entre el sindicalismo e Independiente. Y la idea es impedir su poder en ambos lugares.

Párrafo aparte merece la resolución del juez Calvente. Como dijimos, el magistrado interpretó que debía hacer lugar al amparo presentado por los miembros de la barra de Boca por discriminación, ante la firme posición del club de Avellaneda de aplicar el “derecho de admisión”. El juez interpretó a pie juntillas la letra de la Constitución Nacional que indica que si el acusado no tiene sentencia firme en la causa que se le sigue (Di Zeo) se lo considera inocente. Eso sí, deben ver el partido rodeados de una “guardia personal” compuesta por policías. El juez sabe que son violentos, que pueden generar desmanes, pero pueden asistir a la cancha.

Volviendo al tema principal, como vemos la historia de nuestro país en los últimos 60 años fue signada por: Perón, el peronismo, con y sin su líder, la CGT, la burocracia sindical, el fútbol y los tiros como arma para la resolución y definición de cuestiones políticas. Y por lo que parece seguirá siendo así por largo tiempo.



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